Una tormenta planea sobre nuestro mágico Nervión. Una
tormenta plagada de rayos y truenos. En la noche del sábado cosechamos una
nueva derrota. Mientras la planta noble del Ramón Sánchez Pízjuan mantiene y
airea que conseguiremos el objetivo europeo, la afición sevillista palpa otra
historia muy diferente. La realidad hasta la fecha dice que de 33 últimos
puntos disputados, tan sólo se ha conseguido la friolera de 8 puntos. Lo que nos
lleva a dos conclusiones, primero, estos números es de todos menos de conseguir
puestos europeos (claro que si seguimos en copa como lo estamos haciendo, quien
sabe), y segundo, la realidad dicta mucho de los discursos.
Y después de todo hay que reconocer que nuestro Sevilla FC hizo
muy buena primera mitad del encuentro. Dueño y señor de todo, menos del
resultado, porque ocasiones tuvimos…y de sobra. Podíamos hablar de mala suerte,
pero cuando sólo hemos conseguido 8 puntos de los últimos 33, hablar de mala
suerte suena a ridículo, no todo se debe achacar a la mala fortuna. La falta de
acierto de cara al gol en los primeros 45 minutos fue notoria y se puede decir que
marcó el devenir del encuentro. Para colmo, en los primeros compases de la
segunda mitad, comienza el carrusel de regalos, el conjunto malagueño se pone
por delante en el marcador y nuestro Sevilla FC termina bajando los brazos. Con
toda la segunda parte por delante, al respetable se la hace difícil creer que
no podemos remontar a un conjunto, el costasoleño que poco estaba haciendo para
llevarse la victoria. Hasta que un nuevo regalo, convertido en penalti, hace
que el equipo entrenado por Pellegrini, se ponga de dos por delante en el
marcador. Adiós al partido, adiós a toda posibilidad de reacción. Y el
respetable dicta sentencia al término del encuentro exigiendo responsabilidades.
Para agarrarnos a un clavo ardiendo y mirar el futuro con
optimismo, dentro de lo que cabe, nos quedamos con la buena primera mitad que mostró
nuestro Sevilla FC. El ambiente comienza a crisparse, quizás sería una buena idea comenzar por cambiar el
discurso y coger el toro por los cuernos, con el objetivo principal de
enderezar el rumbo, principalmente por el bien de nuestro SEVILLA FC.
VAMOS MI SEVILLA, VAMOS CAMPEON.
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