Que el equipo parece haber encontrado un patrón de juego salta a la vista. Tanto en copa como en éste último encuentro ante el conjunto perico, hemos podido ver lo que todos esperamos encontrarnos, problema ¿?, la pelotita no entra en la portería rival. Nos falta gol, y sin gol es imposible sumar de tres en tres. Hemos dado un paso más, jugamos mucho mejor, ahora hay que coger el tono ante la portería rival, ya estamos tardando.
Es inexplicable que el partido haya acabado con empate a cero goles. Pero aún es menos inexplicable que en los primeros 45 minutos del encuentro no hayamos adelantado el marcador. Una primera parte donde prácticamente se jugó al completo en campo contrario. Donde sólo se veía al rival por el color de su camiseta. José Antonio Reyes tiró del equipo hacía arriba, marcó las diferencias e intentándolo de todas las maneras posibles, el gol ni llegó, ni terminó por aparecer. En la segunda mitad, el equipo pudo acusar el desgaste de la primera mitad, se le vio físicamente escaso, perdió la intensidad, se desvaneció conforme pasaba el tiempo, y lo más preocupante, los cambios no sólo no surtieron efectos, sino que incluso pareció hasta empeorar la cosa.
Volvimos a desaprovechar una nueva ocasión de levantar el vuelo. Una vez más dejamos escapar puntos de nuestro mágico Nervión. Vienen dos salidas importantes. Dos salidas que con toda seguridad marcarán el devenir del equipo. Dos salidas muy hostiles, en un momento delicado, que de salir bien el subidon de moral será importante, del contrario, podrían tomarse decisiones importantes, el tiempo dirá…
VAMOS MI SEVILLA, VAMOS CAMPEON.
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